La salud visual es un aspecto fundamental del desarrollo infantil, y las revisiones visuales son esenciales para garantizar que los niños tengan una visión óptima para aprender y jugar. La primera revisión visual se recomienda generalmente alrededor de los 3 años de edad. A esta edad, los niños pueden participar en pruebas visuales que ayudan a detectar problemas de visión antes de que comiencen la educación formal. Sin embargo, si hay antecedentes familiares de problemas visuales, es aconsejable realizar la primera revisión incluso antes. En Marpe Ópticos recomendamos un primer examen visual a los 2 años en estos casos.
Cuando los niños son demasiado pequeños para leer, se utilizan varios test infantiles que no requieren habilidades de lectura. Uno de los más comunes es el test de reconocimiento de imágenes, donde se les pide a los niños que identifiquen figuras o símbolos. También se utilizan pruebas de respuesta a la luz y de seguimiento visual, que evalúan cómo los ojos del niño responden a estímulos visuales. Estas pruebas son cruciales para detectar problemas como el estrabismo o la ambliopía, que pueden afectar el desarrollo visual si no se tratan a tiempo.
La importancia de una revisión visual temprana se vuelve aún más evidente cuando consideramos que los padres con defectos visuales tienen una mayor probabilidad de tener hijos con problemas similares.
Según estudios, los niños cuyos padres tienen antecedentes de problemas visuales son más propensos a desarrollar condiciones como la miopía o el astigmatismo. Por lo tanto, es fundamental que estos niños sean evaluados regularmente para detectar cualquier problema desde una edad temprana. Además, la relación entre la salud visual y el rendimiento académico es significativa. Varios estudios han demostrado que los defectos visuales no corregidos pueden contribuir al fracaso escolar.
Un artículo publicado en la revista "Optometry and Vision Science" encontró que hasta el 25% de los niños en edad escolar tienen problemas de visión que no han sido diagnosticados.
Estos problemas pueden manifestarse en dificultades para leer, escribir y concentrarse en clase, lo que a su vez puede llevar a un bajo rendimiento académico y, en algunos casos, al fracaso escolar. La detección temprana y el tratamiento de problemas visuales pueden marcar una gran diferencia en la vida de un niño.
Un estudio en "Pediatrics" reveló que los niños que reciben atención visual adecuada tienen un 30% más de probabilidades de tener éxito.
